Nunca había estado en una bodega ni había sentido ese fuerte olor a vino y a humedad. Es la primera vez que he sido consciente del proceso tan cuidadoso de elaborar un buen vino.
Lo más sorprendente fue la gran diferencia que hay entre el edificio y el subsuelo. Es como trasladarse a un planeta diferente con sólo bajar unas escaleras.
Es obvio que un producto de lujo tiene que presentarse como tal. Por tanto, el diseño tiene que ser algo importante que aporte suntuosidad.
La parte industrial es donde se realiza el proceso principal: máquinas, aluminio, termómetros. Todo limpio y ordenado.
Después de la visita nos introdujeron en el apasionante mundo de la cata de vino. Nos enseñaron la manera de saber si un vino es crianza o añejo, el modo en que hay que tantearlo y por último aprender a encontrar su sabor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario